Los reclutadores militares han ido demasiado lejos

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A team of CyberPatriot Marine Military Academy cadets partake in the Cyber Patriot National High School Defense competition, in Harlingen, Texas, on Jan. 14, 2012  Read more: Military Recruiters Have Gone Too Far | TIME.com http://ideas.time.com/2013/09/17/military-recruiters-have-gone-too-far/#ixzz2wKtBez6w

Por Corey Mead

En el apuro por encontrar la próxima generación de ciberguerreros, el Ejército ha comenzado a infiltrarse en nuestras escuelas secundarias e incluso en nuestras escuelas medias (escuelas para alumnos de entre 11 y 14 años), desdibujando el límite entre educación y reclutamiento. La Fuerza Aérea, por ejemplo, dirige una competición nacional de ciberdefensa para escuelas secundarias ―CyberPatriot― diseñada para influenciar a los estudiantes a que elijan carreras en ciberseguridad. Mientras tanto, el Pentágono tiene su propio concurso ―Digital Forensics Challenge― en el cual jugadores en equipos desarrollan sus propias herramientas de investigación. Pero nadie tiene un enfoque tan innovador como el del coronel retirado Casey Wardynski, quien fuera el economista más importante del Ejército durante dieciséis años y el ahora superintendente de escuelas de Huntsville, Alabama.

Desde enero, Wardynski colabora con el Comando Cibernético del Ejército para reestructurar el currículo de las escuelas medias y secundarias de Huntsville con el objeto de entrenar a los estudiantes para librar y defenderse de una ciberguerra (como parte de este esfuerzo, Wardynski convirtió Huntsville City Schools —distrito escolar de Alabama— en el sistema escolar íntegramente digitalizado más grande de los Estados Unidos; cada uno de los 24 000 estudiantes usa un dispositivo para computadoras personales para conectarse al currículo digital de su escuela). El Comando Cibernético del Ejército, en colaboración con West Point, proporciona el currículo junto con soldados tutores para los estudiantes.

Wardynski ocupa una posición excepcional que permite conectar el Ejército con los alumnos de las escuelas medias y secundarias. Desde 1993 hasta 2009, fue director de la Oficina de Análisis Económico y de Recursos Humanos del Ejército en West Point, donde creó el primer videojuego de origen militar del mundo, America’s Army. El juego, una herramienta de reclutamiento dirigida a chicos de 12 y 13 años, fue un éxito instantáneo. Desde 2002 hasta 2008, estuvo entre los diez primeros juegos de computadora del mundo. Las nuevas aplicaciones del juego llegarán ahora a las aulas de Huntsville vía iPads y iPhones y, aunque Huntsville es la primera ciudad en implementar tal programa, todo material desarrollado para dicho programa será entregado de manera gratuita a “cualquier entidad educativa primaria y secundaria de los Estados Unidos que lo desee”, según el acuerdo que Wardynski firmó.

El Ejército está, desde hace mucho tiempo, a la vanguardia del movimiento de digitalización curricular y ha sido durante décadas el financista más grande (por lejos) de la tecnología educativa. De hecho, durante el siglo pasado, el Ejército tuvo una influencia significativa en los establecimientos educacionales respecto a las habilidades que se valoran y enseñan, a cómo se evalúa y clasifica a los estudiantes y a los métodos y modalidades de instrucción. En ese aspecto, la nueva era de la ciberguerra inevitablemente determinará cómo y qué aprenderán nuestros hijos. Pero mientras que los presupuestos educativos estatales y federales se reducen de forma drástica como respuesta al colapso económico y el Ejército presiona para encontrar personal cibercalificado, nuestras escuelas y el Ejército se unirán, sin lugar a dudas, en una relación más estrecha.

Pero esta combinación de tecnología militar, ideología y dinero presenta un riesgo potencial para los estudiantes de todas partes y debería ser analizada de manera crítica tanto por los padres como por los educadores. Una carrera militar no es un juego. Más concretamente, el reclutamiento a hurtadillas y la militarización de las mentes de los jóvenes no es un juego y no debería ser tratado como tal por los funcionarios escolares encargados de guiar el futuro de nuestros hijos.

Fuente: http://ideas.time.com

Traducción: Mabel Pedemonte

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