Morir por la patria: el uso de conceptos como valentía, lealtad y honor para legitimar las intervenciones bélicas y el reclutamiento de soldados
Jonna Schürkes
Convencer a la ciudadanía alemana de la necesidad de que los soldados de su país participen en las guerras de otros no es tarea fácil. Cada militarista lo intenta a su manera y, también a su manera, cada uno intenta explicarse el rechazo de la ciudadanía a asumir esa “necesidad”.
Joachim Gauck, presidente de la República Federal Alemana, piensa que el rechazo viene motivado por la “adicción a la felicidad” de las personas que no quieren que los soldados alemanes sigan muriendo o siendo heridos en conflictos bélicos. Se lamenta del egoísmo de las personas que no están dispuestas a aceptar sacrificios por el bien de la sociedad: "[estas personas] olvidan fácilmente que una democracia funcional también exige dedicación, entrega, valentía, y a veces incluso lo más valioso que una persona puede ofrecer: la vida, su propia vida". Y lamenta que la gente extraiga lecciones erróneas de la historia de Alemania, o sea, que rechacen la participación de sus soldados en las guerras de otros: " [...] 'Sin nosotros' como reflejo automático no puede ser una actitud válida si nos tomamos en serio nuestra historia".“1
Hacer de los crímenes de Alemania una obligación de intervenir militarmente en otros países, de entrenar jóvenes para matar y obligarles a volver de la guerra con lesiones físicas o psíquicas, o incluso a no volver nunca, es un servicio enorme al que también se refirió el antiguo ministro de Exteriores, Joschka Fischer, en una célebre declaración: "No sólo he aprendido que ¡Guerra nunca más!, sino también ¡Auschwitz nunca más!", como justificación a la participación del ejército alemán en la guerra de la OTAN contra Yugoslavia.2
Y sin embargo, según diversas encuestas, el rechazo de los alemanes a la intervención exterior de su ejército sigue creciendo pese a todos los intentos de convencerles de la necesidad de ello. Pero los motivos de este rechazo no acaban de estar del todo claros: ¿Están en contra de dichas intervenciones porque les preocupa la población civil de las zonas de conflicto, que va a sufrir debido a la "ayuda" de los soldados alemanes? ¿O expresan más bien la opinión de que esta forma de "ayuda" resulta demasiado cara en tiempos de crisis económica y a la vista del número creciente de muertes de soldados alemanes?
Parece que entre los militaristas gana peso la idea de que se trata del segundo argumento, pues de un tiempo a esta parte intentan legitimar la violencia militar apelando a intereses económicos y geoestratégicos. El antiguo presidente de la República, Horst Köhler, fue duramente criticado y tuvo que acabar dimitiendo debido a unas declaraciones en este sentido, pero para el actual ministro de Defensa se trata de una obviedad: "Nuestros intereses y nuestro lugar en el mundo dependen en gran medida de nuestro papel como país productor y exportador de alta tecnología en el corazón de Europa. Por ello, tenemos un interés nacional en mantener los canales abiertos por tierra, mar y aire".3 Esto podría ayudar a convencer a aquellos que temen que el gasto bélico pueda superar los beneficios económicos. Sin embargo, parece que esto no es suficiente para justificar la muerte de soldados alemanes. Por ello se recurre a los tan manidos "valores": patriotismo, honor, patria, valentía, voluntad de sacrificio y la superación de la egoísta “adicción a la felicidad”.
En abril de 2010 debía renovarse el mandato para la intervención del ejército alemán en Afganistán. La muerte de tres soldados fue aprovechada por Angela Merkel, entre otros, para defender un prolongamiento de la intervención. Los soldados habían sido valientes porque "habían cumplido su deber de defender nuestro Estado de derecho y nuestra libertad con plena conciencia del riesgo para su integridad física y su vida": habían servido a Alemania con lealtad. Merkel no se limitó a citar a Helmut Schmidt, quien en una jura de bandera en 2008 afirmó que no se abusaría de los soldados de este país: "Sí, este Estado [...] exige mucho a sus soldados, hombres y mujeres, mucho, como hemos tenido que comprobar con gran dolor en estos días. Pero nunca se abusará de ellos. El Estado los pone al servicio de los valores democráticos y de libertad de este país". Merkel repitió el mismo juramento que habían realizado los soldados: "Juro servir con lealtad a la República Federal Alemana y defender con determinación los derechos y la libertad del pueblo alemán". Como prueba de la valentía de los soldados, habló de uno que había recibido la medalla al valor por salvar a un batallón alemán de una emboscada, en la que abatió a tiros a un combatiente afgano. Antes de pasar a enunciar los motivos por los que el ejército alemán debía participar en ese conflicto, aprovechó la ocasión para citar a Obama: "El valor de los soldados es glorioso, una expresión del sacrificio por el país, por la causa y por los compañeros de armas".4
La muerte de personas como servicio a la patria, glorificar el matar y el morir como actos de valentía y heroísmo, no sólo persigue el objetivo de renovar el mandato de intervención en Afganistán, sino que busca también conseguir que los soldados (y su entorno) sigan en la brecha y atraer a más jóvenes a alistarse y a acceder a luchar en ésta y otras guerras.
Lo mismo pretende la campaña de reclutamiento lanzada en julio de 2011, centrada en abstracciones como heroísmo, lealtad, honor y patria: “Nosotros servimos a Alemania”, reza el eslogan principal de la campaña. El cartel que publicita el servicio armado revela lo que se oculta tras esas palabras: “nosotros” como “camaradería” entre hombres fuertes y mujeres que admiran a estos machotes; “servimos” como superación de la adicción egoísta a la felicidad -incluso “poniendo en juego nuestras vidas”-, y “Alemania” como patria, representada por personas que ondean banderas alemanas con el rostro pintado con los colores de la misma, o la imagen de familias y jubilados invitados a una merienda a bordo de un bote militar y que lleva por leyenda: “Alemania es próspera y respetada”.5
Sin embargo, un informe reciente de los Oficiales de Juventud, los responsables de vender la guerra como necesaria y el servicio de armas como algo honorable, se lamenta de la actitud poco receptiva de los jóvenes hacia estos “valores”. El informe expone que los jóvenes muestran poca voluntad de realizar una “aportación personal” al establecimiento de la “paz en libertad”. Paz y libertad entendidas, claro está, únicamente desde el punto de vista militarista. La “aportación personal” consiste en ir a la guerra por Alemania: cualquier otro punto de vista es tildado de “tópico, polémico e incluso extremista”. El informe dice lo siguiente: “En las sesiones de diálogo con los jóvenes, los oficiales de Juventud observan que las opiniones, a todas luces muy personales, de los allegados de los jóvenes -parientes y amigos-, a menudo se asumen sin ningún tipo de reflexión crítica. Su discurso está plagado de tópicos, visiones polémicas e incluso extremistas. Aquí es donde los docentes podrían beneficiarse pedagógicamente de la participación de los oficiales de Juventud”.6
Es un caldo potente el que se está cociendo aquí: la guerra como medio para imponer los intereses económicos, la participación en estas guerras como servicio a la sociedad, la muerte como sacrificio por la patria, la muerte como acto heroico. Con todo, el informe de los oficiales de Juventud no deja de ser alentador, dado que constata la poca disposición de los jóvenes a entrar en ese juego. Nuestra tarea pasa precisamente por apoyar a estos jóvenes en sus actitudes “tópicas, polémicas e incluso extremistas”.
Notas
1 Joachim Gauck: Visita al ejército federal, Hamburgo, 12.06.2012; URL: http://www.bundespraesident.de/SharedDocs/Reden/DE/Joachim-Gauck/Reden/2...
2 Fischer: "He aprendido: Auschwitz nunca más", Süddeutsche Zeitung, 24.01.2005. (En alemán)
3 Thomas de Maizière: Nueva orientación del ejército federal, Berlín, 18.05.2011.
4 Acta del pleno parlamentario 17/37 del 22.04.2010.
5 Página web de la campaña: http://www.wirdienendeutschland.de/
6 Informe anual de los Oficiales de Juventud 2011, 23.05.2012.
Origen: IRG
Sembrando Semillas
A través de artículos, imágenes, datos de encuestas y entrevistas, Sembrando Semillas: La militarización de la juventud y cómo combatirla documenta las semillas de la guerra que se han plantado en las mentes de los jóvenes en muchos diferentes países. Sin embargo, también explora las semillas de la resistencia a la militarización que se están sembrando elásticamente y creativamente por numerosas personas. LEER MÁS
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