Paz del postconflicto colombiano dependerá de los jóvenes

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“Presidente, sin juventud no hay postconflicto”. Esta es la frase que Josías Fiesco, un joven de 24 años, graduado de Filosofía y Ciencias Políticas, le dice al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, cada vez que tiene la oportunidad de hacerlo. Mediante sus opiniones en las redes sociales, sus columnas de opinión, cartas respaldadas con firmas o en medio de debates como miembro del Consejo Nacional de Paz —al que se unió recientemente—, Josías no deja de transmitir esa preocupación personal que ha empezado a sembrar en los corazones de otros jóvenes, en pro de una generación de colombianos buenos, comprometidos y responsables con el país.

Dos años llevan el Gobierno colombiano y las FARC tratando de llegar a acuerdos en temas prioritarios del proceso de paz, como las reparaciones a las víctimas, el pago de penas por los delitos cometidos y las oportunidades de participación en la política para poner fin a 50 años de conflicto armado en el país.

Para muchos colombianos, este tiempo ha sido definitivo para avanzar hacia la paz, mientras que para otros, es el camino hacia la impunidad; porque, a final de cuentas —se dice—, no hay garantías de reparación y de no reincidencia por parte de los grupos al margen de la ley.

Dentro de este segundo grupo de colombianos se encuentra identificado el movimiento Sin Juventud No hay Posconflicto, liderado por Josías desde hace un año, pues consideran que sobre la mesa de negociación no hay garantías para los jóvenes, que siempre han sido víctimas y victimarios y por tanto hacen parte de la columna vertebral del conflicto.

Ya son 36 los ciclos de conversaciones que se han completado, y hasta el momento, no hay luz para los planteamientos que estos jóvenes le han hecho reiterativamente al Gobierno Nacional. Se han nombrado varias comisiones asesoras compuestas por personalidades de varias vertientes políticas, víctimas de los diferentes actores del conflicto, y ha habido una comisión asesora en temas de género con miembros influyentes de la comunidad LGBT que han tenido la oportunidad de sentarse cara a cara con los negociadores del gobierno y las FARC para exponerle sus propuestas y demandar explicaciones.

Pese a tantos grupos representativos, no ha habido un sólo joven presente en estas comisiones asesoras. cuando son, en mayor medida, las principales víctimas del conflicto.

“A mi lo que me preocupa es que hoy estamos en el quinto punto (el penúltimo de la agenda, referente a los derechos de las víctimas) y a estas alturas no hay ningún acuerdo por los jóvenes, que somos la base de la reconciliación. Lo que están haciendo es como construir un edificio, ir por el quinto piso y olvidarse de que tenían que ponerle bases”, dice Josías.

Los aspectos puntuales en los que se ha dejado de lado a los jóvenes

A pesar de las críticas —que Josías considera constructivas, y parte de las inquietudes que debe plantear una juventud responsable—, está claro que el objetivo finalmente es defender la paz. “Hablar de paz en Colombia es el triunfo de la razón, estamos de acuerdo, pero la vía que está tomando el país en este momento es peligrosa”, señala.

Para empezar, argumenta, hay seis mil jóvenes en las filas de las FARC que han estado rodeados de prácticas ilegales e insurgentes, y que nunca han tenido acceso a educación superior. ¿Cómo van a garantizar el Gobierno y la guerrilla que estos jóvenes no salgan a formar bandas delincuenciales, como las Bacrim, una vez se esté en un escenario del postconflicto?

Para nadie es un secreto que esta situación es inevitable y el Gobierno no tiene un plan claro para afrontarla, señala este joven. “¿Cuántos cupos se van a abrir en las empresas privadas y públicas para brindar un verdadero apoyo a los jóvenes que deseen entrar a la legalidad? Es de resaltar que el fundamento de un postconflicto viable y sostenible es la inserción al mercado laboral”, dice Fiesco.

Y antes de pensar en que esto pueda ser un hecho, ¿cómo se piensa asumir esa brecha de conocimiento y preparación? Según la Fundación Ideas para la Paz, más del 70% de quienes se reinsertarían a la vida civil son personas analfabetas, indica.

Por estas y otras razones es que el movimiento Sin Juventud no hay Postconflicto buscaba que el presidente Santos atendiera el llamado para propiciar una audiencia dedicada a los jóvenes con el equipo negociador del Gobierno, sin embargo, los resultados no fueron los esperados.

Aunque la recolección de mil firmas no fue suficiente, de todas maneras, para Josías el tiempo no se ha perdido. Durante este año se han dedicado a ir de universidad en universidad para abrir espacios de diálogo frente al tema y convencer a los jóvenes de que “lo importante no es la firma, sino lo que se firma”. Ya han logrado engrosar una base de datos de interesados en el tema, que entre otras, no están seguros si refrendarán los acuerdos a los que se llegue en La Habana. De hecho, hay un buen número de personas que están en contra de la refrendación.

La no refrendación, de las últimas instancias

“Aunque uno sea joven hay que aprender a decir ‘NO’ y hablar durito. Es decirle al Presidente con elegancia que sin compromisos por la juventud, sepa que saldremos a decir que no vamos a refrendar esos acuerdos”, indica.

Que estos pactos convenidos en La Habana deban refrendarse por el pueblo para que se hagan efectivos es algo en lo que el Gobierno y las otras ramas del poder no se han puesto de acuerdo. Mientas la Fiscalía dice que no es necesario, en realidad el Ejecutivo ha dejado entrever que es partidario de que sea el pueblo quien acepte las condiciones pactadas. Más allá de eso, el terreno es pura especulación, señala Josías.

Grupo de Fiesco ha discutido sus ideas en las universidades colombianas. (María Paula Suárez N.)

Grupo de Fiesco ha discutido sus ideas en las universidades colombianas. (Cortesía)

Sin embargo, este es uno de los focos en los que el movimiento esta centrado gran parte de sus acciones.

“Por las universidades vamos buscando la reflexión de nuestra generación”, dice Josías, pero más allá de eso en realidad se han encargado poco a poco de incluir el tema en la agenda del país. Cada vez es más frecuente que se escuche hablar en los medios del movimiento y sus ideales.

Y es que también han sabido distinguirse. “Estamos en contra de la papa bomba. A la gente le llama la atención ver a un joven que en vez de estar encapuchado formando desorden está recogiendo firmas y convenciendo. Eso es lo que le estamos imprimiendo a la sociedad y a nuestra generación”.

Fuente: https://panampost.com/maria-suarez/2015/05/01/where-are-colombias-youth-in-farc-negotiations/

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