Soldados en el patio del recreo

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David Gee

Las fuerzas armadas del Reino Unido centran la mayor parte de sus actividades de reclutamiento en los chicos de bajas o nulas cualificaciones que viven en barrios desfavorecidos. Dentro de este grupo, el principal objetivo son los “pre-candidatos”: jóvenes de menos de 16 años, la edad mínima de reclutamiento en Gran Bretaña. Para atraerlos, el ejército y las fuerzas aéreas desarrollan planes de reclutamiento para chicos ya a partir de los 13 años. La versión del ejército, denominada “Camuflaje”, consiste en juegos por internet, obsequios promocionales y panfletos que ensalzan la vida del soldado como heroica y divertida, y hacen hincapié en las oportunidades de formarse en la aventura. Los reclutadores se dirigen a franjas de edad aún más jóvenes en fiestas populares de pueblos y exhibiciones aéreas. En febrero de 2007, el jefe de estrategia de reclutamiento del ejército, coronel David Allfrey, declaraba a la revista The New Statesman: “Nuestro nuevo modelo apunta a la concienciación, y eso lleva un tiempo de diez años. Empieza con un chaval de siete años que ve a un paracaidista en una exhibición aérea y piensa ‘Qué chulada’. A partir de ahí el ejército intenta acrecentar ese interés gota a gota, gota a gota.”

Se dirigen a los jóvenes sin cualificaciones para destinarlos a labores que no requieren conocimientos especiales, como logística y, sobre todo, infantería, que constituye, con diferencia, la mayor parte del ejército. En 2010, el personal de infantería tenía siete veces más posibilidades de perder la vida en Afganistán que el resto de las fuerzas armadas. Estos soldados también suelen ser más jóvenes y pobres que los de otros cuerpos, y sin embargo es uno de los destinos que más les hermosean.

Este acercamiento a las escuelas es una parte importante de la estrategia de reclutamiento, especialmente para el ejército de tierra. En 2009, sus reclutadores visitaron el 40% de las escuelas secundarias públicas de Londres. Como sería de esperar, la quinta parte más pobre de éstas fueron las que recibieron el mayor número de visitas. Esto podría ser porque constituyen un objetivo principal del ejército, lo cual es probable, o porque los profesores de escuelas más pobres invitan al ejército a ofrecer oportunidades de carrera a los jóvenes que tienen pocas posibilidades de obtener buenos resultados en sus exámenes y que tendrían dificultades para encontrar trabajo en la vida civil. No hay ninguna norma que impida a los reclutadores visitar las escuelas de primaria y en 2009 el ejército visitó 64 de éstas en todo el país, si bien insistían en que no era con finalidades de reclutamiento.

Es habitual que los reclutadores lleven muestras de armamento a las escuelas (en al menos una ocasión, un helicóptero aterrizó en un patio de escuela) y “entrenen” a los chicos en prácticas militares, como ejercicios de tiro con fusil. Las visitas militares a las escuelas se complementan con excursiones escolares a instalaciones militares como cuarteles o navíos de la armada, donde los chicos manejan más armas y equipos militares; al final del día, les dan un certificado de desempeño personal con la dirección del centro de alistamiento más cercano.

Los reclutadores sólo pueden visitar una escuela con el permiso del director, por lo que las fuerzas armadas ponen todo su empeño en entablar relaciones amistosas con ellos. Para ganarse su confianza, los reclutadores pueden ofrecerse a ayudar a los profesores dando refuerzo de matemáticas o lenguaje a los alumnos. El ejército se describe a sí mismo como “fuertemente implicado” en la realización del currículo escolar para chicos de 11 a 16 años. En 2008, el Ministerio de Defensa lanzó una elaborada serie de planes de clase que los profesores podían bajar de internet. Sólo en 2009 el ejército habló a las claras de las visitas a las escuelas como parte de su estrategia de reclutamiento; antes habían insistido siempre en que su única finalidad era dar apoyo a las escuelas con sus planes de estudios y “concienciar” sobre las carreras en las fuerzas armadas.

Por éstos, así como por motivos personales propios, muchos profesores reciben de buen grado a los reclutadores. Otros son escépticos y algunas escuelas y autoridades locales han vedado todo tipo de contacto. En 2008, el Sindicato Nacional de Profesores criticó el reclutamiento militar en las escuelas y ofreció apoyo a los profesores que deseen resistirse a esta práctica. Los alumnos también han realizado exitosas campañas para frenar el contacto militar, o han cuestionado a los reclutadores con tanta eficacia que éstos han desistido de volver a la escuela. En cualquier caso, los reclutadores intentan esquivar a profesores, padres y otros guardianes dirigiéndose a los jóvenes por internet con sofisticados juegos de guerra con una perspectiva de primera persona, en los que el usuario asume el rol de un soldado o piloto de las fuerzas aéreas británico.

En el Reino Unido, una nueva organización, Forces Watch (Observatorio de las Fuerzas Armadas), busca apoyar este tipo de resistencia. Otra, BeforeYouSignUp.info (Antes de alistarte), intenta ofrecer información ponderada sobre las carreras en el ejército para contrarrestar las hermoseadas descripciones del material oficial de marketing, y otras ofrecen un plan de clase sobre la ética del reclutamiento militar. Quizás una de las formas más efectivas de contrarrestar las inapropiadas tareas de reclutamiento en el futuro sea trabajar directamente con los alumnos para aumentar la conciencia de las cuestiones éticas que plantea el reclutamiento en las escuelas.

Origen: http://www.wri-irg.org/es/node/12870

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